Todos los mares dentro de mí
Una emocionante novela que te sumergirá en excitantes aventuras tras una vida en el mar en la que no faltan las tormentas, los naufragios y los encuentros con la naturaleza salvaje.
Acerca del libro
«Todos los mares dentro de mí» es una novela de no ficción escrita por Jade Irisarri y que gira en torno a las experiencias que Jordi Atienza ha vivido en el mar como instructor de buceo, cámara submarino y aventurero.
En Maldivas ha tenido encuentros peligrosamente estrechos con tiburones. Asimismo, en el mar Rojo se enfrentó a la trágica realidad de un naufragio y exploró un barco con munición todavía oculta en su casco. En el estrecho de Gibraltar nadó en solitario con una manada de grandes orcas y cachalotes.
Con un trasfondo hilarante, dulce o amargo, todas las aventuras tienen un nexo común: una profunda pasión por el océano.
Si te gusta el mar y las aventuras, esta es tu novela.
Como una ola que rompe con fuerza, adéntrate en las profundidades de la mano de Jordi.
Qué hay dentro
Dentro del libro «Todos los mares dentro de mí» encontrarás 14 interesantísimos capítulos. Aquí te dejamos algunos de los títulos:
El tiburón durmiente
Cómo seducir a una morena
Un encuentro afortunado
Los últimos 5 metros
Paisajes bajo el mar
La mirada más salvaje
Estos y más capítulos te esperan en «Todos los mares dentro de mí»
Capítulo 1
El tiburón durmiente
En memoria de Saeed, el Guardián de los tiburones tigre.
Bucear con tiburones es una experiencia apasionante.
De hecho, atraerlos con cebo para presenciar cómo se alimentan, se ha convertido en una actividad que genera importantes ingresos alrededor del mundo. Sea un tiburón grande o pequeño, de una u otra especie, no debemos olvidarnos que se tratan de animales salvajes. Presentarles alimento va a desencadenar una reacción natural inherente en el depredador: el ataque.
Los tiburones tienen órganos especializados para localizar a las presas. Unos son capaces de olerlas a distancia; otros detectan los campos eléctricos de las que se entierran en la arena. Una vez la captan, la capturan con poco margen de error.
Pero nunca hubiera esperado convertirme en la presa, o tener que esperar tres largos minutos antes de ascender a la seguridad del barco. Todo ello mientras la amenaza de ser atacado de nuevo se cernía sobre mí. Porque incluso anhelando volver deprisa a la superficie, debía completar la «parada de seguridad». Aun no siendo obligatoria, es recomendable, de normalmente tres minutos a cinco metros de profundidad. La principal función es disminuir el riesgo de sufrir una enfermedad descompresiva, eliminando el exceso de nitrógeno acumulado en los tejidos durante la inmersión. Era sobrado conocedor de las consecuencias de no respetar el tiempo de parada. Sangraba profusamente y la mano me palpitaba. Suspendido a cinco metros de la superficie, la cuenta atrás se me hizo infinita. Afronté la violencia del acto mientras las fuerzas me abandonaban y la sangre no cesaba de manar….